23.3.08

(R)Evolution Rock


Siempre es una pena y una suerte estar en un concierto de un grupo importante al que asisten sólo de un puñado de oyentes: el veneno de la sala casi vacía contrarrestado por la exclusiva cercanía de los artistas. Eso pasó la noche en que los Mekons tocaron en la [2]; el pequeño local no pudo ocultar su esmirriada convocatoria, más extraña aún cuando la mitad de los asistentes superaba los cuarenta años y nadie tenía mucha pinta rockera. ¿Qué puede significar que cualquier vagón del metro tenga más punkis ataviados que el concierto de uno de los más puros representantes del pedigrí post-punk británico? ¿Posturismo al descubierto? ¿Analfabetismo musical? ¿Simple recesión económica? La razón, cualquiera que fuese, no pudo opacar el imponente despliegue musical de un grupo que hace mucho dejó atrás su bandera de amateurs y está hoy en día en pleno dominio de sus poderes.

Y es que hablar de los Mekons es hablar de un grupo que tuvo la integridad suficiente para no seguir fingiendo que aún no sabían tocar, y derribar los barrotes de su inicial grito punk para salir a explorar fusiones con otros géneros como el reggae, country y, principalmente, el folk. En ese sentido, se han mantenido más fieles al espíritu que al método del movimiento que los sacó a la luz. Porque el encasillamiento sólo sirve a las compañías discográficas y a los reponedores mal pagados de las tiendas de discos, y una banda que se forjó en un ambiente de cooperativismo no tiene un ego fuerte que defender. Gracias a eso, han podido forjar una obra más continua y estilísticamente enriquecida que sus hermanastros Gang of Four y Delta 5.

Sobre el escenario, los Mekons demostraron que pese a su madurez (musical y cronológica) aún tienen carisma y se saben divertir. El show estuvo encabezado por Jon Langford, guitarrista y cantante fundador del grupo, y por la Sally Timms, a cargo de las vocales femeninas. Ambos muy cómodos en su papel de anfitriones, a lo que seguramente contribuyó la intimidad del recital. El tercer protagonista de la noche fue sin duda el saz eléctrico de Robert "Lu" Edmonds, instrumento de origen turco un que en las manos, los pies y los pedales de Edmonds servía más a la mística folk rock que a sus acentos originarios. Cockermouth, Fantastic Voyage, Perfect Mirror y Big Zombie fueron algunos de los hitos del repertorio, que onduló entre el hard rock clásico y el folk oscuro cercano a unos Espers o Black Heart Processión.

(Publicado originalmente en Mau Mau Underground)

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