22.2.07

Traduccion al vuelo y navegando por la web de Suicide Girls




me gusta mi cuerpo cuando esta con
tu cuerpo. es una cosa tan nueva.
los músculos son mejores y los nervios más.
me gusta tu cuerpo. me gusta lo que hace.
me gustan sus comos. me gusta sentir la columna
de tu cuerpo y sus huesos, y la trémula
-firme- suavidad que yo una
y otra y otra vez
besaré, me gusta besar esto y eso de ti,
me gusta,, suavemente golpear el, chocante vello
de tu eléctrico pelaje, y el que-es-eso viene
sobre la carne que parte… y los ojos grandes migas de amor,

y posiblemente me gusta el estremecimiento

de tí debajo mío tan nueva

E.E. Cummings

16.2.07

La trinidad del baile rosa



Ayer me gané unas entradas y pasé a ver a The Pinker Tones en el Apolo. Hace tiempo que no veía a unos Dj's tan eclécticos e intensos. Sobre una base rítmica techno se metamorfoseaban secuencias de funk, heavy metal, pop, y un sorprendente etcétera. Realmente la pasé bien con su frescura y bagaje musical. Y para probar esto del youtube, ahi va un vídeo.

8.2.07

Elogio a la reinterpretación



Piglia es un autor que, si bien no me ha entusiasmado de a primeras (demasiado cerebral para mi apetito), si me ha interesado lo suficiente como para seguir leyendo de a pocos su obra. Lo último que acabo de leer es Respiración artificial (1980), tal vez su libro más celebrado, y la primera impresión es la de sorpresa, por encontrarme con el género metaficcional tan celebrado en los noventa, al inicio de la década anterior. El afán de relectura como mecanismo de identidad ya esta en Borges, claro, y Piglia es su sucesor más aventajado cuando en medio de la dictadura escribe un libro que es un combate intelectual o un equipo de salvamento para la atacada tradición cultural argentina. Porque la relectura se asemeja al redescubrimiento y a la resucitación, no sólo de los desaparecidos sino de uno mismo. Volver a la vida algo (un cuerpo; literario, histórico o fisiológico) con algo ajeno (el aliento del otro) es un acto transitivo y reflexivo, que sirve tanto para escapar de la certidumbre inmóvil que es la muerte de las ideas, pero también para descubrirse uno mismo en los pasos perdidos de los otros. Y eso es lo que Piglia hace en esta brillante novela, en la que bajo el pretexto de la (auto)investigación familiar se cruzan ideas bastardas, gracias a las cruciales conversaciones de Renzi, el protagonista, con los personajes secundarios de su pesquiza. Como bien reza el epigrafe del libro (T.S. Eliot):

“We had the experience but missed the meaning,
an approach to the meaning restores the experience.”

A poner en la agenda: La ciudad ausente y Crítica y ficción.