13.3.07

Corcobado y la poesía rock


Soy de los que creen que la poesía y el rock son dos artes cuyo matrimonio suele ser más desastrozo que el de las estrellas de Hollywood. Y en la mayoría de los casos es porque el compositor quiere ser músico por un lado y poeta por otro, en lugar de intentar hacer poesía con la conjunción de ambos medios. Ejemplos flagrantes de esta monstruosidad pueden ser las letras de Héroes del silencio, Spinetta o del peor de todos: Joaquín Sabina; mientras que unos buenos ejemplos siempre serán el Fernando Alfaro, Charlie García o Gustavo Cerati, para hablar de nuestra lengua, ya que no puedo dejar de citar a uno de mis letristas favoritos en ingles: Iggy Pop (en los discos de The Stooges esta la mejor prueba). A mi parecer es muy distinto cantar un poema a hacer poesía rock. Para hacerlo bien, los textos tienen que ser mucho más límpidos, ya que el más mínimo devaneo retórico resalta más que en el papel. Musicalidad y síntesis son valiosas, como en toda buena poesía, y más que nunca la transmisión directa (que no es lo mismo que denotativa) de la emoción. Es menos fácil engañar con abstractos y vacíos juegos de palabras (como hacen los dos malos ejemplos antes citados) o con rimitas bobaliconas de trovador (como hace el peor de todos).
Así como un un mal poeta rock hace siempre mala literatura, un buen poeta del rock no siempre hace literatura (ni buena ni mala) . Aunque claro, a veces pasa. Leonard Cohen, Nick Cave y Patti Smith quizás sean los ejemplos más célebres. En el ámbito castellano Fernando Alfaro, el lider de Surfin' Bichos, tiene algún libro de poemas y relatos. Y otro que tiene tres libros de poesía es Javier Corcobado. No he leído estos libros pero si he escuchado sus discos y me parece que nadie como él ha sabido llevar a tal perfección este arriesgado cóctel. Es uno de los rockeros más literarios que he escuchado, y aunque no es infalible, en la mayoría de los temas sale bien parado. Hace un par de meses tocó en Barcelona, como parte de la gira de su ultima producción, Editor de sueños, un disco elegante, melodioso y muy bien producido, lleno de canciones en donde su cavernosa y sensual voz pone en escena una vez más su melancolía sucia y su apocalíptico romanticismo. Corcobado tiene un talento sin igual a la hora de encontrar y unir palabras y melodías capaces de enroscarse a tu cerebro desde la primera escucha y quedarse ahi por varios días. Su música no es fácil ni para todos los gustos. No todos se atreven a apreciar su belleza sangrante ni a exponerse a las furias ruidistas que, si bien más escasas, siguen definiendo su estilo. Su figura en el panorama musical ibérico es polémica, tiene muchos seguidores y muchos detractores, pero poco a poco se va afianzando como una de las más originales y sólidas propuestas, que no en vano y sin desmedro de ninguna de las partes ha sido comparada con la de Nick Cave, dados sus varios paralelismos estéticos.
Aqui podeis disfrutar de un extracto de este emocionante concierto.

4 comentarios:

Antropolicandro dijo...

También está el cantante que se disfraza de poeta tuberculoso de la edad media(albert pla), y reinterpreta a Lou Red in Walk in the Wild Side... igual lo voy a ver al lliure, pero me parecí que faltaba esta categoría.

Miguel Rivero dijo...

Tienes razón, entre estos cantantes disfrazados de poetas hay un gran abanico, desde el trobador bufón que cree Dylan (Sabina) al trovador maldito que, como dices, se cree Lou Reed (Pla). Pero igual, si ya no vale la pena ver a Reed ya te imaginarás lo que pienso sobre el concierto de Pla. Mejor vende tu entrada y reinviértela en John Cale, que viene la próxima semana. Ahi nos vemos.

Anónimo dijo...

totalmente de acuerdo con lo que dices y con la animadversión hacia Sabina y Pla. Pero creo qeu faltan Javier Colis y Tom Waits. JAvier Colis tiene letras realmente buenas y en mi opinión es uno de los mejor encaja el español en la melodía del rock. Auserón también es, en mi opinión, un maestro haciéndolo
jorge

Miguel Rivero dijo...

Gracias por esas recomendaciones, Jorge. Tomaré nota y pondré a mis detectives virtuales a informarme sobre Colis y Auserón, a quienes no conocía de nada.