22.3.07

Bajo la carpa más oscura del rock n' roll


Ayer John Cale tocó en el Apolo. Oportunidad ineludible para ver a la mitad más creativa e innovadora (la menos fosilizada, vamos) de The Velvet Underground, mejor aún cuando se trata de una gira que promociona su ultimo disco, Circus (2007), una selección en directo que repasa lo mejor y más rockero de su carrera. El concierto comenzó con una hora de demora y llamó la atención la estricta prohibición (permanente, pero que no suele cumplirse) de cámaras y tabaco. La sala no estaba tan llena como se esperaba (Cale no es un artista de mayorías), y gracias a eso pude estar en primera fila. Al salir, precedido por un drone ruidista, como se había anunciado Cale dio inicio a un concierto marcado por las guitarras y no por los ambientes de introspección y sugerente electrónica que marcan gran parte de su obra. Durante dos horas aproximadamente, el galés dio rienda suelta a su lado más salvaje, que (digámoslo ya) no es necesariamente el mejor.
A mi parecer, Cale triunfa menos en los momentos en que su talento se ciñe a un riff guitarrero y un poco de potencia rítmica. Así, canciones como Jumbo o Woman pueden ser inobjetables e inteligentes ejercicios de hard rock, pero nunca rozarán el mágico arrebato que causan otros clásicos en este género. Yo creo que la genialidad de Cale esta más en los ritmos medios, en esas canciones donde, con un poco más de reposo y con la ayuda de los abstractos climas de sus composiciones, su lirismo vocal puede extenderse más intensamente y alcanzar esa contagiosa emotividad de joyas como You know more than I do y Chinese Envoy, para hablar de algunos temas que interpretó. Menos mal que estos momentos no faltaron en su repertorio (con algunas coincidencias, pero en general distinto al del álbum) y disfrutamos de temas como Strange times in Casablanca, Buffalo Ballet, Fear is a Man's Best Friend y otros más actuales como Hush y Sold Motel (del Black Acetate). Mención especial merecen la extraña versión de Heartbreak Hotel, en clave dark funk, por llamarla de algún modo (prefiero su interpretación más clásica, la angustiosa y casi terrorífica del Slow Dazzle, a la que es más fiel la que viene en el Circus), y como no podía faltar la revisitación al seminal Venus in Furs. Se extrañaron Pablo Picasso, Femme Fatale, Hanky Panky Nohow, por citar algunas.
Luego del concierto hubo una firma de autógrafos, gracias a la cual tengo alguna imagen que ofreceros. En general, el recital tuvo ese ambiente íntimo y especializado, el mejor que se puede pedir para una de las leyendas más difíciles y minoritarias de la historia del rock.

1 comentario:

Jaqme dijo...

Jo tenc 2 entrades avui per veurer-lo a Lloseta. El que vaig a fer és a veure el Cale de la Velvet. I m'agradaria que el conecrt fos només una quarta part (la seva) de bo que qualsevol dels discs que va treure amb ells.