19.9.06

Para leer colocado


Acabo de leer uno de los libros que más buena impresión me han causado en los últimos tiempos, y que vino a mi desde Colombia gracias a Carlos "Licántropo" Tálaga. Hablo de Opio en las nubes, de Rafael Chaparro Madiedo. Una novela que puede tener muchos defectos de contrucción, matiz y sutileza, pero que deslumbra por la poética psico-urbana, por su permanente gramática al borde de los sentidos, por sus imágenes incendiarias, etilicas y delicadas, por todos los fantasmas del rock que cantan detrás (diría en sus lavabos ensangrentados, para contagiarme de su lexis), y en general por ese buen cocktail que hace de Burroughs, Arenas, Lowry y Salinger, dando un paso más allá del Que viva la música, de su antecesor Andrés Caicedo. Si quieren un examen más detallado del estilo del Chaparro, les recomiendo este link (aunque no estoy de acuerdo con su conclusión anti-"adolescente").
Y ésta me temo es sólo la punta del iceberg de las maravillas que esconde la narrativa colombiana. Otro de los pantanos donde me quiero introducir (suavemente).

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