2.7.09

Datos falsos


Una de las mejores experiencias audiovisuales que recuerdo fue el prototipo de Datamatics en el Sonar 2006. Que este año haya vuelto en versión 2.0 y se presente en el ensoñador Teatre Grec bastó para querer volver a ver esa coreografía de datos: puntos, rayas, palabras, números, coordenadas, etc., extraídos de la bolsa, de una estadística, de un satélite, del mismísimo ADN, o de un simple microchip. Datos moviéndose en la pantalla al ritmo ultra preciso de la música de Ryoji Ikeda: una colección en sí misma de los ingredientes más puros de la música electrónica: clicks, glitches, drones, beats, ruido, filtros, reverberaciones y modelos de síntesis varias, combinándose en formas ambientales o technoides. Durante casi una hora el público se convirtió en voyeur cautivo de un espectacular código binario, asombroso como cabía esperar, aunque como todo lo que tiene una estética tan tecnológica y se confía a la velocidad, algo avejentado luego de tres años.

¿Y cual fue el plus que hizo de este set distinto de su antecesor? Una breve segunda parte, en la que el protagonista no sólo era el dinámico flujo de datos sino la obra misma, transformándose en un meta-datamatics.

Tal vez el problema fue que no estamos lo suficientemente avanzados para prescindir de lo humano y conformarnos con la alquimia de los bits; o tal vez el arte digital está aún más cerca de la ciencia que de la magia, y esperábamos algo más próximo a la iluminación de una demostración metódica que al fascinante engaño de una proyección en las sombras. Queríamos a Ryoji, queríamos azar, queríamos demostraciones en tiempo real. Porque si todo se resumiera en su diseño minimal o en sus renderizados 3D, no hay en ellos mucho de original; y si se trata de la virtuosa edición, poco podemos sorprendernos si ya hemos visto las sincronías cinematográficas de Walter Ruttman y su Berlín, sinfonía de una ciudad, compuesto más de ochenta años atrás.

Desde luego, me disculpo si en algún lugar la organización del Festival Grec advirtió que se trataba sólo de una proyección, pero ya de por sí me parece engañoso incluir este espectáculo en su programación de conciertos. Como ya sabemos, demasiados datos no garantizan buena información.